La idea era hacer algo para la mesa de la cocina. No, no, no es cómo la estáis imaginando, os estáis equivocando de blog. Es práctica con dos alas que se cierran y queda increíblemente estrecha, con lo que no se puede poner cualquier cosa. No queda más remedio que adaptarse al espacio que hay. La cuestión es que el ímpetu que últimamente me caracteriza ha hecho que cambie el vuelo de la oca que inicialmente iba a hacer a esto que, bueno, ya veremos el resultado.

He cortado los cuadrados, color con color, de las telas que formarán los picos de las estrellas y el fondo. Se dibuja la línea que va de esquina a esquina, y con las caras hacia adentro se sujetan con alfiler.

Se cosen todos los cuadrados seguidos a cada lado de la línea, dejando a ambos lados la misma distancia (el borde que normalmente dejáis al cortar las telas).

Se cortan las telas justo por la línea.

Anda, mira, ya he descubierto cómo hacen esas guirnaldas tan chulas que salen en los blogs americanos, jajaja.

Dejémonos de tonterías y separamos todas las piezas. Recortamos los cuadrados del centro y demás piezas del fondo…. y todo este rollo para este resultado, hasta la fecha sólo el montaje.

Probablemente, lo haga más largo. Una o dos estrellas más.

No me va a caber, me lo estoy viendo….eso me pasa por lanzarme sin medir. Ala, yo ahí, a lo bestia, pero es que si no me cabe, lo cuelgo de la pared, …., vamos, porque ahí se queda. Sí que me cabe, para que veáis que rectificar es de sabios,…, ya he dejado de llorar.

Pues eso, que al final siempre acabo haciendo estrellas. Tiene eso algún sentido freudiano?



